miércoles, 28 de febrero de 2018

LA MARCHA DE LOS PINGÜINOS - LA MARCHE DE L'EMPEREUR



EDITORIAL

D. H. Lawrence advirtió alguna vez que el motor de aquello a lo que comúnmente denominamos amor, no es otro sino la esperanza. Lo venidero nunca se anima a ser presente del todo sin antes ensayarse, ese ensayo, remarcaba Borges, ese olorcito del porvenir, aquella memoria del futuro, es la esperanza. Solo bajo el resguardo de aquel estado de ánimo, y guiados por aquella brújula sin norte que es el olvido, podremos continuar de pie y con cierta dignidad en aquel juego perverso del amor. Discépolo, en uno de sus tantos versos memorables, reflexionaba, no sin lamento, lo siguiente: si yo pudiera como ayer, querer sin presentir. El camino, mis queridos amigos, estará repleto de traiciones, de egoísmo, nos convertiremos al doblar cualquier esquina en descorazonados asesinos, seremos victimarios aun siendo la víctima, seremos perversos y también crueles. Nuestros pies levantaran la hostilidad de aquellos polvos en cada paso. Bajo aquellas lunas nuestros ojos se dormirán cada noche y esas estrellas marcaran el camino del día siguiente y también del próximo. Solo el olvido, solo el mirar tus ojos evitando todo presagio, toda conjetura que la experiencia del pasado relata armando solidas paredes que formaran solitarios caminos, solo llenando cada segundo tuyo de mañana, de porvenir, ¡vamos! de pura esperanza, solo así podremos rescatarnos de la inconmensurable ignominia de haber sido. La novia eterna no es otra que la novia olvidada. Habremos notado en esta instancia, que el amor no admite al pasado y que se oculta inacabado en el futuro, reo del deseo y la codicia. Existirá entonces aquella búsqueda desesperada e imposible para rescatarnos de esa temible tempestad que nos acecha desde el primer sol que es el miedo de estar solos. El olvido, que no es otra cosa que la muerte, es el último de los acordes, es el precio de toda esta aventura. Cuando llegue, allí estaremos nosotros, erguidos con aquella dignidad intacta de los que jamás se han ido sin pagar.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones




IMPRESIONES SOBRE LA MARCHA DE LOS PINGÜINOS


Naturaleza viva. Naturaleza muerta. Nos encontramos nadando en pantanos desolados por las asesinas manos del hombre. Somos los dueños de todo. Somos la especie dominante. Nos matamos entre nosotros por placer. Condenamos a cualquier especie, hasta extinguirla del planeta. Si nuestra vida no vale nada, entonces que pueden valer la de otros seres que habitan la tierra. Allá vamos... a destruir lo poco que queda. Islas han estado deshabitadas por años, creciendo al compás del sol, viendo crecer la luna. Plantas y animales sujetos a una cadena alimenticia creada desde los confines del universo. Hasta que la aparición del hombre truncó todos los planes. Nos jactamos de la inteligencia por la capacidad de razonamiento, aunque por la visión de los hechos, inteligencia es lo que falta. Sino, como es posible que una de las aves más hermosas que habitan estos suelos, sean llamados, graciosamente, pájaros bobos. Tuvo que ser el cineasta francés Luc Jacquet quien nos abra los ojos. Junto a sus compañeros de producción, y con la ayuda de la National Geographic, se internaron más de un año en la lejana y fría Antártida, para filmar el documental La marcha de los pingüinos. Ustedes se preguntarán ¿Un documental sobre pingüinos? ¿No habrá algo más aburrido que eso? Las respuestas, son sí y no, respectivamente. 


El film nos contará el proceso de migración del pingüino Emperador a lo largo de un año. Allí nos mostrará toda la simpatía y la crudeza del continente blanco. La versión original, vendrá con diálogos interpretados por actores que les pondrán la voz a los protagonistas de esta historia. La banda sonora será excelente, escuchando los sonidos de la naturaleza, mientras la música también será fundamental, con la cantante Emilie Simon mezclando su dulce voz con las imágenes que aparecen. Veremos planos maravillosos, para tratar de entender la inmensidad de la Antártida, pero también unos encuadres perfectos. La cámara será testigo muda de la peregrinación. La fotografía nos dejará con los ojos iluminados. Cada imagen, cada plano, serán de una belleza pocas veces vista. La vida abriéndose camino. De la salida del océano a las frías y desiertas tierras heladas. Del acto de amor más puro, casi imposible de visualizar entre seres humanos, al nacimiento de una nueva vida. Jacquet nos muestra la difícil tarea por la que pasan estas aves para armar su propia familia. La madre pondrá un único huevo, y se irá al mar, en busca de alimento. Entre el pase de uno al otro, de pie a pie, el huevo puede caerse, y ya no habrá más nada que hacer. 


Si esa parte sale bien, el padre iniciará la marcha y lo incubará hasta que ella vuelva, por un período de cuatro meses, sin comer absolutamente nada. Soportará heladas temperaturas y se unirá a los demás para darse calor entre ellos. Una vez que el bebé nace, será la madre quien debe volver en menos de una semana para alimentarlo, o de lo contrario, morirá. Ahora será el turno de los padres quienes irán en busca de comida, mientras ellas cuidarán a las crías, también sin alimentos. Ellos intentarán crecer, soportando las heladas, y escapando de los depredadores. No todos podrán. Se verán escenas realmente dramáticas, como cuando madres que han perdido a sus crías intentan robar otras, demostrando lo más tremendo de la naturaleza. Algo que en el mundo humano, parece cada vez más habitual. Serán los nuevos emperadores quienes den los primeros pasos para continuar con la especie. Será el tiempo de caminar por si solos. Los veremos azorados, pero también con una sonrisa en el rostro, entendiendo que la especie más boba del planeta, son los seres humanos. En tanto, en algún rincón de la Antártida, los pingüinos seguirán marchando juntos, hablando de la libertad...
             
Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones



Emilie Simon, la cantante que le puso su voz al documental



Y nos fuimos con algo del Flaco…



UNIVERSO JACQUET

Nacido en Bourg-en-Bresse, Ain, Francia, el 5 de diciembre de 1967, empezó haciendo documentales para la televisión, entre ellos Bajo el signo de la serpiente, en 2004. Ese año dirigió La Marcha de los pingüinos, que fue un éxito de crítica y público, ganando el Oscar al Mejor Documental. Luego dirigió el film Una amistad inolvidable, donde narra las aventuras de una niña y un zorro. En 2013 vuelve al documental con Era un bosque, donde cuenta el nacimiento de un bosque, su flora y su fauna a lo largo de los años. Dos años después llega Hielo y Cielo, que narra los descubrimientos del científico Claude Lorius, que estudió el hielo de la Antártida en 1957, vírgenes de exploradores hasta ese momento. Este año sale El emperador, segunda parte de La Marcha de los Pingüinos, donde sigue la vida de un joven pingüino emperador.

FICHA TÉCNICA

Título original: La Marche de l'empereur
Año: 2005
Duración: 85 min.
País: Francia
Dirección: Luc Jacquet
Guion: Luc Jacquet, Michel Fessler
Música: Emilie Simon
Fotografía: Laurent Chalet, Jérôme Maison

SINOPSIS

Documental sobre la emigración de los pingüinos en la Antártida. Cada año en la Antártida da comienzo un emocionante y hermoso viaje. Cientos de miles de pingüinos Emperador abandonan la seguridad del océano para adentrarse en la desértica tierra helada. Una región tan dura y extrema que ningún otro ser vivo se atreve a habitar. Toda la comunidad de pingüinos marchan a través de este difícil paisaje de hielo. Con resolución y valentía conducidos por su necesidad de reproducirse con el fin de la supervivencia de la especie. Esta es la historia de una familia de pingüinos. De cómo tras decenas de kilómetros y tras poner un único huevo, la madre regresa al mar a comer mientras el padre se queda para incubar el huevo a la espera de que la madre regrese. Los padres permanecen 4 meses incubando y sin alimentarse. Cuando los pequeños nacen, las madres tan sólo tienen 48 horas para regresar o ellos morirán. Tantos unos como otros estarán sujetos a condiciones extremas de supervivencia con temperaturas de más de 40 grados bajo cero, todo ello con el fin de prolongar la especie.

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