miércoles, 16 de noviembre de 2016

HER


EDITORIAL

Ante la ausencia del dato duro y concreto, ante esa deforestación severa que es el olvido, resistirá sin dudas, aquel dato tan incorpóreo como preciso, aquella información que navegará en nuestra ayuda por el torrente sanguíneo del deseo y que sabe vestir las roídas ropas del tiempo. Hablo, mis amigos, de aquel dato insoportablemente puro, aquel que solo llegara a través de nuestros sentidos. Entonces la anécdota toma otro valor y la importancia sobre las cosas, otro rumbo. No recuerdo el día y menos la hora. Tampoco hay mes, aunque puedo intuirlo. De todas maneras, estas ausencias carecen de importancia para la construcción de aquella imagen sucia de olvido. Lo que sí importa es que recuerdo aquel calor calcinante que encendía el asfalto y nuestras miradas. Y que al instante, apareció tu sonrisa que invito a la mía, que ya estaba cansada, y bailaron junto a una brisa perdida y bondadosa. Y después importaron tus mejillas encendidas de pasión, y tu mano y la mía que buscaron juntas refugio ante la temible ira del dios, que volcaría en su naufragio otras tres pequeñas risas que vendrían a hacer trizas nuestro pequeño y frágil universo. Y ahí, entonces, nos haríamos cómplices jugando inocentes en aquel patio de la existencia. Y vendrían las promesas, que buscarían eternizar desesperadamente algo que moría a cada instante. Nos consolaba un “para siempre” dicho con ensayada sinceridad, dicho con aquel temor genuino del que en realidad está pidiendo auxilio. Y aunque juramos no salvarnos nunca, y entregar nuestro cuerpo a las brasas mismas que encendían aquel misterio que rodea al ser, y morirnos en cada poema, en cada caricia, y nos juramos en silencio no atesorar con avaricia el pasado, ni joder el futuro con la torpeza de nuestros planes… aunque lo intentamos con unas fuerzas que no teníamos, el miedo finalmente pudo más, y nos traicionamos a la vuelta de la esquina de nuestra propia historia. 


Y un día, descubrimos con profunda desilusión, que habíamos hecho de esta aventura, un lugar seguro. Allí estaba ante nuestros ojos, la peor de las traiciones. Allí estábamos nosotros, ya cansados, simulando sorpresas, agendando contratiempos, tan lejos del bosque. Y tampoco recuerdo el día, ni la hora o el mes, pero sí recuerdo que nos miramos y que los dos llorábamos. Y que llorábamos hacía días, y que inundamos las habitaciones con llanto. Todos los canteros y todos los floreros tenían nuestro llanto. Y por un instante, hasta nos tuvimos miedo. Y creo que te lo dije y entonces te abrazaste a lo único seco que quedaba en la casa y lloraste más fuerte. Lloraste con todo el cuerpo. Te olvidaste de todo llorando. Y te abrace jurándome que si te caías, me caería con vos, y te rodee todo el cuerpo y me preparé a tu lado para aquel salto hacia la oscuridad pavorosa de nuestro abismo. Pero entonces volvimos a vernos… con ese miedo intacto de cuando éramos chicos, con la misma sorpresa de aquella vez que nos conocimos. Y nos vimos, y ya no sabíamos más nada. Nos descubrimos solos, tan solos como siempre estuvimos. Me miraste con los ojos aun húmedos, aun rojos, me miraste desde los escombros de la tristeza, y entonces te reíste. Y fue una risa nueva, que invito a la mía que estaba escondida y temblando, muerta del susto. No recuerdo el día, ni tampoco la hora, pero sí recuerdo que aquella fue la vez que volvimos a caminar, una vez más, juntos.-

Lucas Itze.-

Canción post editorial



IMPRESIONES SOBRE HER


La noche oscurece de repente. Todos los contornos que cubrían el sol desaparecieron como por arte de magia. La luna se terminó escondiendo detrás de unas nefastas nubes grises que no dejan atrapar los sueños. El árbol, tan verde, tan lleno de vida, empezó a dejar caer hojas secas ante la primer ventisca. El silencio de repente lo acaparó todo. Las voces que se escuchaban a lo lejos eran como moscas queriendo revolotear sobre frutas secas. El fuego había crecido demasiado rápido y se había expandido hacia lugares inesperados. Las llamas se avivaban de una manera salvaje, a medida que el tiempo se escurría. Las lluvias y los vientos intentaron apagarlo, pero siempre aparecía esa chispa de esperanza al final de todo. Ese fuego descubrió un sentimiento perfectamente logrado, incapaz de repetirse. Serán jirones disfrazados de llamas infinitas, aunque sabremos perfectamente que será sólo una fotocopia lograda con esmero. Y cuando esa última chispa se apague... ¿Qué hacemos? La soledad, fiel compañera en muchas ocasiones de la vida, estará ahí otra vez, riéndose en tu cara. Como esa cara que aparece en un tremendo primer plano y recita cartas de amor, en el film Her de Spike Jonze. Así aparece Theodore, con esos anteojos como pasados de moda, y unos bigotes de otra época. Descubrimos que trabaja en una empresa como escritor de cartas para otras personas, y no hace falta mucho para darnos cuenta lo que le pesa su soledad en ese primer viaje en el ascensor, donde busca reproducir canciones melancólicas.


El director nos empuja a un futuro muy tecnológico, en una especie de film romántico-distópico. La carga de la película está representada magistralmente en la actuación de Joaquin Phoenix, como ese hombre a punto de divorciarse que busca escaparle a la soledad. Lo logrará cuando compre un ordenador que contiene un sistema operativo de Inteligencia Artificial, capaz de relacionarse y evolucionar de tal forma que termine pareciendo humana.
Samantha será la que logre reavivar esas cenizas que creía apagadas. No será necesario un contacto físico, pero será más real que muchas relaciones humanas. ¿O acaso hay algo más real que esa escena de sexo, sobre ese fondo negro, en una escena maravillosamente romántica, entre un ser humano y un sistema operativo?
El film será también una crítica a esa sociedad híper comunicada, donde hoy vemos gente que se tropieza mientras tiene los ojos pegados al celular y en el futuro los veremos dialogando con personas virtuales, olvidando la simpleza de ciertas charlas.
Jonze nos llevará por un camino lineal, mezclado con algunos flashbacks que nos mostrarán los recuerdos de la vida de Theodore con Catherine. La fotografía será intensa, con marcados colores en rojo. El encargado, Hoyte Van Hoytema, aseguró que trató de eliminar los colores azules casi por completo, algo que está muy relacionado a las películas futuristas, para darle más identidad al resto de los colores. La música, en su mayoría interpretada por Arcade Fire, envuelve toda la trama, con el pico máximo en la escena donde Theodore toca el ukelele, mientras la hermosa voz de Scarlett Johanson hace el resto. La musa de Woody Allen demuestra que no hace falta estar en pantalla para hacer un gran papel, ya que se mimetiza por completo con el personaje encarnado en Samantha.


Theodore, en tanto, se irá enamorando de Samantha, como haría cualquiera de nosotros, los que buscamos lo distinto en esas pequeñas cosas, un dialogo, un chiste, una mueca de cariño.
Lo real y lo virtual se mezclarán tanto que por un momento parecerá no haber diferencia. Nuestro héroe volverá a sentir algo que creía perdido, pero descubrirá, una vez más, que el amor también duele, y cuando menos uno se imagina, te da un golpe de nocaut. El guion es un manojo de frases excelentes, pero me quedo con esa que dice el protagonista: “El corazón no es como una caja que se llena. Crece en tamaño mientras más amas”. Y el de nuestro protagonista se agranda con el paso del film, tanto, que ante un revés, le es casi imposible curarlo. Jonze nos lleva por un subibaja de emociones, y Phoenix lo interpreta perfectamente. Con él sufrimos, lloramos, nos desilusionamos y hasta soltamos carcajadas cuando el muñequito virtual de su juego preferido se pone furioso. Quizás, porque encontramos en él, ese personaje que nos devuelve un espejo nuestro, en las largas noches de soledad.

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


La voz de Scarlett...


Y nos fuimos así...


UNIVERSO JONZE


Spike Jonze nació bajo el nombre de Adam Spriegel, en Maryland el 22 de octubre de 1969. En los 90, se convirtió en uno de los grandes directores de videos musicales, de bandas como Beastie Boys, Sonic Youth, Chemical Brothers, REM, Björk, Weezer, entre otras.
Su primera película llegó en 1999, con la colaboración de Charlie Kauffman y sorprendió a propios y extraños: Quieres ser John Malkovich, donde un titiritero interpretado por John Cusack, encontraba un piso en donde accedía al cerebro del mismísimo John Malkovich. Nominado a los Oscar y Globo de Oro como mejor director, y mejor guión original.


En 2002 llega Adaptation, nuevamente en dupla con Kauffman, una gran historia autobiográfica sobre un guionista un poco confundido, que confundió, paradójicamente, hasta a los propios profesionales que eligen los Oscar, que lo nominaron a Kauffman y a su hermano ficticio a mejor guion...


Apareció en 2009 con el film fantástico Donde viven los monstruos, esta vez con guión propio, la película, basada en un cuento infantil, recibió críticas dispares.
Un año después filmó I´m Here, una historia de amor entre dos robots, que obtuvo muy buenas críticas, que fue una especie de adelanto de Her…

FICHA TÉCNICA

Título original: Her
Año: 2013
Duración: 126 min.
País: Estados Unidos
Director: Spike Jonze
Guión: Spike Jonze
Música: Arcade Fire, Owen Pallett
Fotografía: Hoyte Van Hoytema
Reparto: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt, Sam Jaeger, Portia Doubleday, Katherine Boecher, Alia Janine, Matt Letscher

SINOPSIS


En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo.

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL ESPEJO DE LOS OTROS


EDITORIAL

Señores comensales, prepárense para entrar al bar más enigmático del mundo, donde sus proezas morirán antes que puedan ser contadas, donde olvidarán por un minuto todas sus victorias y serán enterradas bajo un manjar fresco de verduras avinagradas. Siéntense en la silla más incómoda mientras escuchan los primeros acordes de la música más tenebrosa que hará las delicias de su última noche. Piensen como escapar, así como evadieron tantas veces la dignidad por culpa de la codicia y la avaricia. Revienten sus cráneos contra el piso pidiendo clemencia mientras esperan por un segundo de falsa calma. Ordenen el menú más oneroso y sabroso olvidando las miserias de los que los rodearon. Busquen en el fondo de la copa las mentiras ocultas, embebidas del odio más profundo. Recuerden cada lágrima arrancada a tiros por el poder más insano. Sientan el latido de sus corazones vomitando silencios, ante cada pregunta perdida en el olvido. Jueguen sus cartas menos valiosas mientras los gases de las bebidas se evaporan. 


Rían demencialmente, por última vez, como lo hacían cuando destruían todo. Lloren sus lágrimas de plástico, que engañaron miles de sueños. Perpetúen la tranquilidad y el ocio que compraron en cómodas cuotas. Escuchen las voces de la injusticia que vienen en sonido estéreo. Dejen sus platos sucios como siempre, para no limpiar su conciencia. Entréguense al juego más perverso, dejando de lado su protagonismo. Manipulen una vez más su memoria, como lo hicieron con los cerebros. Disfruten su postre especial, mientras unas odaliscas danzan para revivir ciertas fiestas. Griten con toda su fuerza para asegurarnos de que no serán escuchados. Pidan perdón de rodillas a pesar de que no servirá de nada. Piérdanse en los infiernos, mientras se hielan las venas. Vivan una vez otras vidas, para encontrar un sentido. Pónganse al fin del otro lado, métanse en su piel, y por una vez, mírense en el espejo de los otros.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA EL ESPEJO DE LOS OTROS


Un amigo escribió alguna vez desde el fuego de todos los fuegos, que “tratando de lucirse, un chancho puede comer un jamón, y remataba con la sentencia: siempre revelamos a lo que estamos sometidos” Nuestras cadenas tintinean en cada gesto. Nuestra sentencia estuvo escrita mucho antes de que salten las tostadas, y vos lo sabes. El plan es tan perfecto y tan morboso, que ya ni siquiera esconde el juego bajo el anonimato de ningún paño. Estamos sueltos en esta pecera que creemos el océano, bajo este cielo que juramos azul, caminando este suelo que confiamos duro, frente a estos tipos, que aclamamos como hermanos, creyendo ciegamente en la veracidad de las tristes imágenes que entregan estos ojos adoctrinados. Cómo ser entonces en este devenir de dudas y cuentos mal contados. Cómo ser dentro de este cascote que ni siquiera se molesta en contenernos. Y allí quizás la fatalidad del error, fatal porque detiene este cause que somos. Fatal, porque lo que se estanca muere. Uno no es, uno es siendo y lo fugaz, como todos sabemos, jamás fue analizable. Sera entonces ahí donde nos rescatemos en la mirada del otro, será el otro, aquel espejo donde mirarnos, donde buscarnos o quizás descubrirnos. Dependerá siempre de nuestra astucia aquel espejo. Seremos nosotros los únicos culpables en haber perdido nuestro tiempo en reflejos distorsionados o tendenciosos, y como bien sabemos, perder tiempo es perder oportunidades. Decidir por A es negar B y C, por más que la mala poesía respire en la nostálgica reivindicación de lo negado. 


Marcos Carnevale mantendrá esta línea de pensamiento en aquella obra llamada “El espejo de los Otros” la cual guionará y dirigirá con maestría. El relato tendrá tintes surrealistas aunque este lejos de este movimiento. Su estructura será lineal y estará armada en cuatro situaciones puntuales que tendrán cierto sabor a cortometraje cinematográfico. La consigna es clara y hasta tentadora como ejercicio para guionistas: Un restaurant ubicado en los restos de una catedral gótica con una única mesa. Por allí pasaran los mejores platos, los mejores vinos y la mejor música. Cada noche, la mesa es servida para dar una última cena. El cenáculo, así el nombre del lugar, tendrá en su cabecera un vitraux representando el mural de Leonardo, “La ultima cena”. No solo su nombre hará referencia a la locación donde sucedió el hecho representado pictóricamente, sino también la estructura del film tendrá un claro paralelo con aquella maravilla plasmada por Da Vinci hace tantos años. Recordemos aquí que el artista en su pintura, agrupa a los apóstoles en cuatro grupo de a tres, representando de izquierda a derecha, en el primero de los grupos el asombro, luego la traición, grupo en el que se incluye a Judas Iscariote, luego vendrá la triada del amor platónico para terminar en aquella triada donde algunos creen ver a Platón y hasta al mismísimo Leonardo representando ellos mismos el dialogo filosófico que lleva a la verdad del hijo del dios. La cinta mantendrá esta misma estructura de triadas y de conceptos, correspondiendo así el tema y la cantidad de personajes en cada corto. Así como en el cuadro, el tema que unirá todas las piezas, será la traición. El primero de ellos, comenzará con 6 personajes formados por tres hermanos con sus parejas. 


Tras comenzar una discusión que terminara en la develación del conflicto principal entre los hermanos, las tres mujeres se retirarán con “la sorpresa”, la cual tomara protagonismo también en los tres personajes restantes al descubrir en lo que se han convertido al ser consumidos por su voraz avaricia. Luego vendrá la traición, que se dará entre el hombre que cumple 60 años y aquel amor perdido hace más de 20. Ella traicionará su confianza aludiendo a un tercer personaje que nunca veremos, él traicionará al hombre, se traicionará a él mismo arruinando aquel momento tan esperado por años. Invadido por la ira, traicionará lo divino que estará representado en ella y pasara el milagro. Luego vendrá él, ocupando el centro del cuadro representado por aquella figura triangular y se insinuará en aquella concepción sin coito, sin padre, sin pecado. Continuará el film y llegará el turno del amor platónico, el amor entre ellas, aquellas amigas valientes a las que lo único que les falta es tiempo. Cerrará la película con la charla entre los dueños del bar, aquel dialogo filosófico representado en la última triada. Se volverá a completar el trio con un personaje aludido y se despachará entonces el amor, la traición, la envidia y hasta la realización y reafirmación del yo. La triada se completara en el dolor y la pena causada por el triste recuerdo. El doctor Caligaris, convidando una mano desde los límites del tiempo, cito hace poco a Hegel diciendo: “El espíritu solo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento”. Allí el destino de este puñados de comensales, allí el destino de todos nosotros, que aun sabiendo nuestra condena, nos aventuramos al fondo del lodo con el único objetivo de auto conocernos, aun sabiendo que quizás ese sea nuestro último viaje. Allí, mis queridos amigos los espero, donde el sol ya no se aventura, donde las caricias son puñaladas y todos los nombres son el olvido.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


También sonaron dos clásicos 


Cuando el fuego crezca quiero estar allí



UNIVERSO CARNEVALE


Marcos Carnevale, nació en Córdoba, en 1963. Comenzó en el campo de la publicidad en 1983 hasta fundar en 1991 su propia productora: Millecento Cinema. Desde entonces, ha realizado más de trescientos trabajos publicitarios con los que ha conseguido diversos premios internacionales. Es gerente de contenidos de Pol-ka Producciones.
Su extensa carrera como autor para series de televisión se ha visto recompensada con numerosos premios a títulos como Ilusiones, 22, el loco, 099 Central (ganadora de 8 Premios Martín Fierro), Soy Gitano (nominada a 13 Premios Martín Fierro), Padre Coraje (ganadora del Premio Martín Fierro de Oro y de 3 Premios Clarín), Hombres de honor, Botines o Amas de casa desesperadas. En el 2004 hizo su primera incursión en el teatro como autor y director artístico del espectáculo La profecía.
Su primer largo como director, basado en un guion propio fue Noche de ronda, en 1997. Cuenta la historia un cliente del bar La Luna se autodefine a su dueña como un contador de historias y, a la vez, como su ladrón. Se dedica a recopilar historias que escucha  en los cafés. Sólo que en este bar, su dueña se interesa excesivamente, tanto por el método como por su creador. Se establece una relación que se entrecruzará con algunos de estos relatos hurtados.
En el 2000 dirigió a Leticia Bredice y Antonio Gasalla en Almejas y mejillones, una comedia con muy malas críticas rodada en España, sobre un biólogo especializado en mejillones, que se enamora de una mujer con muchos desordenes en su vida… su problema es que a ella, le gustan las mujeres…
En 2005 filmó Elsa y Fred, con China Zorrilla y Manuel Alexandre, quienes nos invitan a demostrar que para el amor, no hay edades.


Dos años después dirigió Tocar el cielo, cuenta la historia de un grupo de amigos que viven en Argentina y España, buscan sus sueños, a pesar de la distancia.
En 2009 llegó Anita, la historia de una chica con síndrome de Down, que viven con Dora, su madre, y es su conexión con el mundo. Todo cambia cuando su madre sale a hacer un trámite, y la tierra tiembla por el atentado a la AMIA. Anita sale a buscarla, perdiéndose en la gran ciudad.


En 2011 dirigió Viudas, la historia de una mujer (Graciela Borges) que se entera de que su marido tiene una amante (Valeria Bertucelli) cuando está a punto de morir. Su último deseo es que su mujer cuide a su amante, y cuando ésta intente suicidarse, empezarán otra vida...
En 2013 obtuvo bastante éxito con Corazón de León. La historia de Ivana, una abogada recién divorciada, que pierde su celular. Recibe el llamado de un hombre que es arquitecto, simpático, carismático y de gran personalidad. Cuando acuerdan verse, él es todo lo que pensó, soló que mide 1.35 mts… Ivana intentará alejar los prejuicios de la sociedad y sus propios prejuicios…


Luego de El espejo de los otros, lo último que ha filmado, es Inseparables, remake de una película francesa con un empresario que queda tetrapléjico y su ayudante, alguien no profesional, que por fin lo trata sin compasión. Según algunos críticos, mejor que la original.

FICHA TÉCNICA

Título original: El espejo de los otros
Año: 2015
Duración: 119 min.
País: Argentina
Director: Marcos Carnevale
Guión: Marcos Carnevale
Música: Gipsy Bonafina
Fotografía: Horacio Maira
Reparto: Norma Aleandro, Graciela Borges, Leticia Bredice, Alfredo Casero, Pepe Cibrián, Mauricio Dayub, Julieta Díaz, Luis Machín, Oscar Martínez, Javier de Nevares, Ana María Picchio, Favio Posca, Carola Reyna, Marilina Ross.

SINOPSIS


En Buenos Aires existe un lugar del que todo el mundo habla, pero que pocos conocen. Tras un paredón insípido y una puerta que no invita a cruzarla, se ocultan los restos de una vieja catedral gótica sin techo. En su interior se esconde un singular restaurante que ofrece una sola mesa. Todas las noches una última cena. Pero nadie va solo a disfrutar de una gran comida. Los comensales se sientan para saborear el vino y la buena música, en un momento importante en sus vidas. Por el restaurante Cenáculo pasan el amor, la vida, la muerte, la codicia y la soledad. Todo bajo la atenta mirada de los hermanos Benito e Iris, los dueños del lugar y los únicos que presencian lo que allí ocurre cada noche.

viernes, 4 de noviembre de 2016

SYNECDOCHE, NEW YORK


EDITORIAL

Un pasillo blanco. Un fondo gris. Niebla al final del camino. Quizás esa niebla es humo. Humo que emana del fuego, mientras el frío invade el cuerpo. El cuerpo tiembla, erguido, indiferente al paso de los minutos. La mente se dispara hacia un arcón de recuerdos que perpetuarán momentos. Un llanto, una caricia, un beso, un grito, algunas mentiras, cientos de verdades, varios te llamo, pocos te quiero, simples cosas que uno no las dice, porque se piensan obvias, pero olvidamos que son necesarias.
La luz al final del pasillo empieza a brillar, los colores dorados envuelven el aire, la grisácea tarde de las lluvias pasadas ya no está. El mundo gira en constante movimiento. La ciudad sigue su habitual infierno diario. La prensa persigue chivos expiatorios. Los gobernantes olvidan para quien gobiernan. Las balas apuntan con más certeza que nunca. El aire se contamina a cada segundo. El dolor se hace más eterno. El corazón bombea con menos fuerza. El cerebro olvida amores y odios. Los músculos se contraen. Los huesos se paralizan. El cielo desaparece. El día se hace noche. La vida juega a la ruleta rusa. La muerte prepara su desayuno...


Será el final de la obra. Llegarán los extras para adornar la sala. Los iluminadores se encargarán de la última porción de luz. Los maquilladores intentarán dejar una imagen hermosa y en paz. Los actores serán más de reparto que nunca. El director esta vez no podrá hacerles frente a los productores. El guionista está a punto de poner la firma. La película, esta vez, ha llegado a su fin.
Quedarán escenas olvidadas, como cortadas por un montaje descorazonado. Los finales abiertos de varias historias sin concluir. El beso que nunca llegó. El mail en borrador con la disculpa que quedó en la casilla. El último adiós, que fue uno más, sin saber que era el definitivo. El abrazo perdido.
Los títulos pasarán eternamente. El tiempo intentará hacer olvidar esas cintas pero ciertos momentos estarán para siempre. Será cuestión de volver en forma de sueños, para decirle al olvido que no podrá llevarse todo. Será la despedida, sin más preámbulos, como la muerte misma...

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE SYNECDOCHE, NEW YORK

Alguien pregunta desde la agonía de un sentimiento, desde el último egoísmo: ¿Dónde está aquella canción que me hiciste cuando eras poeta? Otro responde con la voz propia de la angustia, con las ganas fatigadas: terminaba tan triste que nunca la pude empezar. Estamos todos juntos en este barrio, caminando nuestras prisas, consumiendo nuestras horas, siguiendo el libreto con sus comas y sus puntos. Estamos todos juntos, tan solos. Haciéndonos espacio a los codazos desde la cruel indiferencia, retirando a empujones a otros desde la falta de interés, la ausencia de análisis, pisoteando aquellos cadáveres por culpa de estos ojos que ya no ven, que solo miran superficialmente y ya no distinguen los matices, los deliciosos detalles que nos nombran. Estamos tan solos, todos juntos. Y allí está la muerte, acechando todo el tiempo, alimentando aquel sentimiento trágico que aparece luego de la risa, que nace después del beso o cuando veo tu espalda mientras caminas lejos mío. Inventamos el amor para engañar a la muerte. Elegimos a alguien con quien rodar sobre el empantanado camino de la vida, y allí fingimos comunicarnos y hasta sonreímos de costado en los bares tal vez con la certeza ególatra de haber gambeteado con alguna astucia también a la soledad. Y un día, sin saber cómo ni por que, una ola gigante destruye con furia aquellos cartones pintados en donde desarrollábamos nuestro papel, en donde proyectábamos nuestras seguridades, en donde dormíamos nuestro sueño, con esa paz fingida, con aquellos diálogos anestesiados, simulando el dolor de vez en cuando como para que no vayan a creer que uno no sufre. 


Es allí donde la soledad se cobra nuestra astucia. Es allí donde el dolor duele sin bálsamos que nos curen, porque lo que nos lastima, por primera vez es real. Y de aquellas sombras salen a descuartizar nuestro cuerpo las bestias que alimentaron nuestros miedos. Nos paralizará la visión oscura y cruda de la realidad. Donde creíamos que podríamos, tendremos la certeza de que no podemos. Donde pensábamos que algo valía, ya no valdrá ni el recuerdo. Estaremos inmensamente solos, como lo estábamos antes, pero ahora seremos fatalmente conscientes de ello. De aquí partirá Charlie Kaufman para narrar su historia, ese será el punto de ataque de aquel relato intenso y oscuro que llevará el curioso nombre de Sinécdoque, Nueva York. La sinécdoque es una figura retórica que consiste en nombrar algo utilizando el nombre de otra cosa siempre y cuando se mantenga entre ambas una relación de inclusión, generando así un sentido figurado. De aquí surge entonces la posibilidad de nombrar la parte por el todo o el todo por la parte. Esta figura ha sido utilizada en el cine desde sus comienzos por la economía resultante de su evocación. En su film, Kauffman la utiliza de varias maneras. Tomará una parte de Manhattan buscando representar toda Nueva York. Puntualizará en el relato cinematográfico en una parte de la vida del protagonista, la destrucción de su matrimonio, para hablar sobre toda su vida en general, será la fatalidad de la parte recayendo pesadamente sobre el todo. El film estará narrado desde el padecimiento de Caden, interpretado magistralmente por Phillip Seymour Hoffman. Comenzará siendo lineal hasta el punto de giro ubicado en la separación del protagonista. Allí, tiempo y espacio, realidad y fantasía, se confundirán caóticamente graficando con certeza el conflicto de Caden. 


La fotografía ira virando acertadamente a las tonalidades frías con el devenir del relato, comenzando en los verdes y marrones para llegar a los blancos y los grises. No habrá sorpresas desde la puesta de cámara, la cual se limitará en general a mostrar, pero tampoco las necesitaremos. Estaremos ante un relato tan potente, genuino y valiente que no hará falta más que estar allí y ver lo que sucede. Las actuaciones y el extraordinario manejo narrativo de Kaufman, harán todo el resto. El film puntualizará en el derrumbe del mundo de Caden y se entrometerá en el dolor como tal vez ningún film lo haya narrado hasta el momento. Sentiremos su decadencia física, cada una de sus ausencias y perderemos con él la noción del tiempo confundiendo días con años, personas con personajes, escenas con realidad. Caden montará su vida en una obra con la única necesidad de volver a sentir aquella triste ilusión de control, demostrándonos con crudeza, la evidente existencia del plan, las mortecinas cenizas del guion cayendo a través de las feroces manos del tiempo. Ese será su acto final. Tal vez los muchachones que ocupamos esta mesa estemos al tanto de todo esto. Tal vez veamos los cartones que nos rodean, con sus colores ya gastados y lloremos en silencio la llegada de la ola. Algún día llegara, lo sabemos y arrasará con nuestras pequeñas ilusiones, y se llevará los recuerdos, los perfumes y no dejara ni rastros de nuestros nombres. Allí estaremos entonces, sin nada, como cuando empezó todo esto, caminando por las calles de la vida, esperándonos con seguridad, en cualquier esquina.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


También escuchamos



Y una canción muy especial


FICHA TÉCNICA

Título original: Synecdoche, New York
Año: 2008
Duración: 124 min.
País: Estados Unidos
Director: Charlie Kaufman
Guión: Charlie Kaufman
Música: Jon Brion
Fotografía: Frederick Elmes
Reparto: Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Michelle Williams, Dianne Wiest, Emily Watson, Samantha Morton, Hope Davis, Jennifer Jason Leigh, Rebecca Merle, Barbara Haas, Tim Guinee

SINOPSIS


Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) es un director teatral que proyecta representar una obra utilizando una réplica de Nueva York, de tamaño natural, dentro de un almacén.