sábado, 12 de julio de 2014

PERSONA

Programa 54 (02-05-2014)


EDITORIAL

No sé de donde viene. Supongo que viene de todos lados. Frío, hambriento feroz. Viene con la fuerza de un malón embravecido. Viene depredando el cielo, la vida y la noche. Se acerca asesino como el otoño y  recorre, preciso, cada árbol de mi alma. Apaga sus hojas y sacude sus ramas. Aleja las fragancias y el tiempo. Devora con fruición cada nido, cada pluma,  cada pájaro. Ojalá recordara de donde viene. Ojalá recordara su olor o pudiera descubrir su sombra, mas allá del horizontes de mis sentidos. Quisiera salvar mis rosas, defender mis Jazmines. Incitar a mis gomeros a salvaje batalla. Consolar mis Sauces o alertar a mis Ficus. Ojala algún día llegara a guardar mis Lirios a tiempo. Y salvarlos. Y salvarlos. Ojalá supiera detener aquel dolor que llega como la noche. Aquel dolor que lo detiene todo y es pálido como la muerte. Recuerdo a mi madre, alimentándome de su cuerpo.


Siento sus ojos, cansados desplomarse sobre mi inocencia. Escucho sus historias que se pierden en cenizas que bailaran eternamente junto al viento. Veo a mi padre huyendo de su destino, veo la belleza de su danza desvanecerse en la regularidad de una marcha. Están también los maestros, descargando sus frustraciones, amenazando con sus arenosos y blancos filos. Delimitando la inmensa oscuridad sobre aquellos pizarrones del olvido. Lo sé detrás de aquel beso adolescente. Aquel beso tímido, que corrió por los pasillos de la escuela para morirse en otros labios, para congelarse en la inmovilidad  fotográfica del recuerdo. Amaneció, oscuro, sobre la infección de aquel cáncer. Bailó sobre las tripas de seres queridos, muriendo sus órganos, apagando sus risas, secándolos de distancias. Alejó para siempre caricias, enmudeció consejos y olvido dos pocillos de café, sobre una mesa vacía. Se abrazó al escepticismo y brindó sobre las tumbas de todas nuestras aventuras. Abrió sus ojos en la muerte del sol, alargando mis sobras con la precisión de un ocaso. Así apareció el dolor, quebrando mis ojos ante tu belleza. Susurrando el futuro de las distancias.  Camuflando los muros de melancólicos colores. Despejando toda magia. Desnudando, obstinadamente, mí PERSONA.-

Lucas Itze.-  

Canción elegida para la editorial       



IMPRESIONES PARA PERSONA


Woody Allen, luego de ver sus películas, ha confesado caer en las más profundas de las depresiones. El motivo: la perfección imperante sobre aquel celuloide. ¿Con que ojos se abarcar algo tan inmenso? ¿Desde qué lugar uno se para frente a un Cezanne o un Van Gogh? ¿Con que mano uno pasea frente a las hojas de un Dostoievski o un Jorge Luis? ¿Cómo se para uno frente a un atardecer visto desde el pabellón tres de ciudad universitaria? Sin duda, Bergman, fue el mejor de todos. El huevo y la Serpiente, Crisis, El Silencio, La Vida de las Marionetas, Saraband, El Séptimo Sello por nombrar solo algunas de sus obras  que supieron mostrarme aquel brillo de lo perfecto, de lo acabado y lo concluido. Desde donde pararse, entonces, para hablar, comentar o aunque sea balbucear algo, sobre la película Persona


Busco en mis herramientas y ninguna es capaz ni de abarcar siquiera los títulos de aquella obra. Quizás la humildad ayude, quizás jugar con el objeto amado, como lo haría un chico, acerque la obra a estos ojos miopes. Don Vi, el padre de Lito Vitale, gran profesor de profesores, frente a la falta de progreso de uno de sus alumnos le pidió que se parara frente al piano y sugirió al chico lo siguiente: Mira el brillo de la madera, recorre sus teclas blancas y también las negras. Miralo un segundo desde mas lejos e intenta abarcarlo. Ahora sentate y golpealo, toca sin sentido, toca graves y agudos sin ninguna melodía. Golpea fuerte la madera y perdele el respeto. Hasta que no bajes al piano de aquel altar inalcanzable jamás a vas a poder tocas más que su banquito. Ya desde su comienzo el film es perfecto. Comenzara con una especie de corto con cierto aire surrealista invadiendo la pantalla de imágenes que creeremos sin sentido. Todo estará vestido de un blanco y negro perfecto, envidiable. Luego de ver la cinta completa, entenderemos que magistralmente, el director, no hacía más que contarnos con aquellas imágenes, el conflicto que desarrollarían más adelante los personajes de su obra. Allí veremos representados a la muerte, persiguiendo incansablemente a su víctima, estará la religión con su antiguo y nuevo testamento, fugazmente estará también el sexo. Veremos los miedos y prejuicios montados plano tras plano. Luego un niño, frente a una cara de mujer fuera de foco nos invitará a aclarar y llenarlo de sentido todo al acariciar con sus tiernas manos los ojos del rostro proyectado. El film podría terminar ahí, las luces podrían encenderse y la anécdota no sería otra que la de haber visto una obra maestra. 


Pero ese es solo el comienzo, solo oímos rugir el motor, ahora lo veremos correr. Persona estará protagonizada por Liv Ullmann, como tantos de los films del maestro, y Bibi Andersson. Liv llevara quizás la carga más pesada si a la actuación nos referimos. Su personaje fluirá desde adentro, introspectivamente. Avanzará y se desarrollará con solo una línea de dialogo en toda la película. Aparecerá la dualidad en los personajes, la misma que este programa trabajó sobre la filmografía lynchiana. Elisabeth y Alma se fundirán en una simbiosis que nos hará dudar más de una vez la existencia de esta última. ¿Será Alma un personaje real? ¿Utilizará Bergman a Alma, solo para mostrarnos el interior de Elizabeth? La estructura del relato simula ser lineal, pero pronto vendrán secuencias oníricas a quebrarlo todo. Notaremos el amor de Bergman por el teatro en cada secuencia, en la intensidad de los diálogos, en el soberbio manejo de la trama, en la inteligente utilización de las locaciones y la resignificación tanto de objetos como de significantes. La fotografía del film trabajara blancos intensos contrastando intensamente con oscuros negros, lo veremos en la vestimenta y en el arte que viste las escenas. Sentiremos a veces la sensación de estar dentro de un quirófano, diseccionando miedos y mentiras, extirpando terribles prejuicios para exponerlos completos frente a la pantalla. La batalla psicológica estará presente y dominará el relato a cada instante. 


Lars Werle será el encargado de musicalizarlo todo. Acompañará la narración desde un pentagrama preciso. Generara una música que invitará a experimentar el film nuevamente para disfrutarlo con los ojos cerrados, saboreando sus sonidos, sus notas. La película hablará sobre el hartazgo de una persona frente a las hostilidades del mundo, frente a su hipocresía. Hablará de aquel lobo que nos devora en la exposición del día a día. Nos contará, inteligentemente, todo lo sufrido y así veremos reflejado en aquella pantalla, despiadado, todo nuestro dolor.

Lucas Itze.-     

Canción post análisis


También sonó algo del Flaco inmortal


Y nos despedimos, sin influencias



FICHA TÉCNICA

Título original: Persona
Año: 1966
Duración: 81 min.
País: Suecia
Director: Ingmar Bergman
Guión: Ingmar Bergman
Música: Lars Johan Werle
Fotografía: Sven Nykvist (B&W)
Reparto: Liv Ullmann, Bibi Andersson, Margaretha Krook, Gunnar Björnstrand, Jörgen Lindström

Argumento

Elisabet es una reconocida actriz, que es hospitalizada tras perder el habla durante una función de Electra. Luego de varios pruebas a las que fue sometida, el diagnóstico dice que está todo bien a nivel físico y psicológico, sin embargo ella sigue con su mutismo. Mientras sigue en la clínica, le asignan a Alma, una joven enfermera que intentará que ella vuelva a hablar.
Para que estén más tranquilas, la directora las envía a su casa de verano, a orillas del mar para ver si eso genera algún cambio en Elisabet. A medida que pasan los días, en la relación entre enfermera y paciente hay cada vez más confianza, a tal punto que Alma le cuenta cosas de su intimidad sabiendo que Elisabet no dirá una palabra.
Sin embargo, cuando lleva las cartas al correo, Alma descubre que Elisabet, le ha contado a la directora las intimidades de Alma, y eso genera un quiebre en la relación.

A partir de ahí empezarán a surgir varias preguntas. ¿Quién es más real? Elisabet que decide no hablar por ella misma, o Alma, y su vida rodeada de mentiras y apariencias. Una de las dos demostrará quien es más fuerte, y al final veremos quién demostrará su verdadero ser…

Película completa


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